jueves, 18 de marzo de 2010

Fragmento del tratado primero de Lazarillo de Tormes

Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determino arrimarse a los buenos por ser uno de ellos, y se vino a vivir a la ciudad, y alquilo una casita, y metiose a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban, vinieron en conocimiento. Este algunas veces se venia a nuestra casa, y se iba a la mañana; otras veces de día llegaba a la puerta, en achaque de comprar huevos, y entrabase en casa. Yo al principio de su entrada, pesabame con el y habiale miedo, viendo el color y mal gesto que tenia; mas de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne, y en el invierno leños, a que nos calentábamos. De manera que, continuando con la posada y conversación, mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba y ayudaba a calentar. Y acuerdome que, estando el negro de mi padre trebejando con el mozuelo, como el niño veía a mi madre y a mí blancos, y a él no, huía del con miedo para mi madre, y señalando con el dedo decía: "¡Madre, coco!".Respondió él riendo: "¡Hideputa!"

Nos gusta mucho, habla en idioma de antes y nos encanta ese acento.
En este fragmento hable de su madre, de que trabajaba, de sus citas con otros hombres, de lo que cocinaba, de lo que hacís desde que se levantaba hasta que se acostaba.
En el texto él, cada vez que habla cuando quiere hablar en tercera dice: metiose, habloel.

Y nos gusta como habla.

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