jueves, 17 de diciembre de 2009

ÍÑIGO LÓPEZ DE MENDOZA, MARQUÉS DE SANTILLANA

Soy el marqués de Santillana, he escrito obras en prosa y en verso.

En mis sonetos, hechos al itálico modo, intenté adaptar el estilo y los metros de la lírica italiana a la literatura escrita en castellano; sin embargo, esta italianización de la poesía castellana, no se produjo hasta el siglo siguiente.

En mi obra poética, destacan las serranillas. Son composiciones con raíces en la tradición castellana, más concretamente influidas por el humorismo del arcipreste de Hita y por la lírica provenzal.

Nací en Carrión de los Condes, Palencia, en 1388. Fui hijo de don Diego Hurtado de Mendoza y de doña Leonor de la Vega, dama inteligente y rica. Al morir mi padre, quedé al cuidado exclusivo de mi madre y de mi abuela. Joven todavía, me casé con doña Catalina de Figueroa.

Como los grandes caballeros de mi tiempo, tomé parte en la política de aquella época, unas veces al lado del rey Juan II de Castilla y otras contra mí. Fui partícipe en varias batallas y, por mi esfuerzo en la contienda de Olmedo, obtuve los títulos de Marqués de Santillana y conde de Manzanares, merecidos títulos concedidos por el rey. Más tarde me retiré a mi palacio, ubicado en Guadalajara, en donde fallecí en 1458.

Además de buen político y guerrero, fui muy culto. Poseía una de las mejores bibliotecas de mi tiempo. Se me puede considerar como el primer poeta del siglo XV. Gran vate, muy conocido sobre todo por mis encantadoras serranillas, dezires y canciones, o sea, por mi poesía de arte menor. Es aquí en donde mejor se puede observar mi gran inspiración poética, la sencillez y el encanto inimitables.

Escrito por David Dutu y Edmon Samuel de 3ºA

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